Publicado el: 8/30/2020 12:00:00 AM por Admin

En su libro Las cartas del Diablo a su sobrino, C.S. Lewis describe a los dos lugares eternos de forma muy distinta. El infierno, por un lado, está lleno de ruido, en tanto que el Cielo está gobernado por dos realidades: la música y el silencio.

Nuestra realidad actual, el mundo moderno, se encuentra inundado de las dinámicas llamas del ruido en todo momento: el ruido de las noticias, el ruido del trabajo, el ruido de la ciudad, el ruido de las distracciones y el ruido de nuestro propio cerebro, que nos empujan a llenar cada segundo de cada minuto de más y más cosas.

¿Qué es la música, sino una secuencia armónica de sonidos y silencios? También en nuestro lenguaje y en la manera en que nos comunicamos en la vida diaria, el silencio puede añadir valor, armonía y control a lo que hacemos. Poco se discute el valor del silencio en nuestros días, pero puede ser una de las herramientas estratégicas más poderosas para alcanzar tus metas en distintos ámbitos.

1. El silencio en tu discurso: la música del lenguaje

Uno de los mejores discursos jamás pronunciados es el del reverendo Martin Luther King, Jr en agosto de 1963: “Tengo un sueño”, que fue uno de los puntos medulares en la lucha por la igualdad en los Estados Unidos y en el mundo. La gente describe este discurso como “energizante”, “poderoso”, “inspirador” y “transformador”, y tienen toda la razón. ¿Sabías que, sin embargo, el discurso es 28% silencio? De 391 segundos que dura el discurso, el orador guardó silencio durante 114. Esto es casi la tercera parte; cerca de dos minutos completos de silencio. ¿Cómo es que el silencio puede también comunicar e inspirar? En el discurso más famoso de Steve Jobs -en Stanford-, el silencio ocupa el 31% del discurso, y el de Bill Gates en Harvard… ¡34%!

Hemos hablado antes de distintas técnicas de oratoria y presentación, que enfatizan, por una parte, la proyección de autoridad y, por otra, la estructura del arco narrativo. Pero algo hay que agregar sobre el silencio, que construye momento e impulso y que permite que la información se procese en el auditorio; que la gente reaccione, comente y vibre. En el ámbito de la comedia y el drama, le llaman timing, y en la oratoria le llamamos ritmo: es el baile de las palabras y los silencios.

Algunos oradores profesionales -yo mismo caigo en este error constantemente- parecen tener horror al silencio, y hablan como si estuvieran en una especie de carrera, suministrando energía a través de la velocidad. Pero los mejores discursos no son los logran empacar más información en menos tiempo, sino los que permiten al auditorio sentir al ritmo de la música del alma.

¡Inténtalo en tu siguiente presentación! Haz un esfuerzo consciente por respetar los silencios para crear una mayor conexión, permitir la profundidad y reposar las ideas. Que el silencio sea la mecha que encienda la explosión que necesitas para transformar el mundo.

2. El silencio en tu conversación: la magia de las preguntas

Nunca dejo de sorprenderme cuando, en una reunión con alguna persona de alto rango -un director general, un CEO o un político encumbrado- el personaje en cuestión se toma el tiempo para preguntarme cómo estoy, cómo está mi familia o cómo van las cosas en mi vida. ¿No están estas personas ocupadísimas, o con una agenda muy apretada?

Esto no es una simple coincidencia. Los líderes saben conversar. Entre otras cosas, por eso son líderes: porque han desarrollado el hábito de la conexión humana. Saben que las cosas “menos importantes” son las más importantes.

Recuerda que la regla del 80/20 es el principal mandamiento de la conversación. Si en un discurso el silencio puede ocupar un 30% del tiempo total, en una conversación normal este porcentaje puede subir hasta el 80%. En conversaciones y juntas de trabajo: deja que los otros hablen.

Ejercicio en tu negocio: aprende a dirigir tus conversaciones con preguntas -no agresivas- que permitan a la otra persona tomar la pista central. Esto generará una relación de confianza y abrirá nuevas vías de comunicación y de proyectos. ¿Con quién prefieres trabajar o hacer negocios? ¿Con alguien que apenas conoces o con alguien en quien confías? La gente siempre disfruta hablar de sí y sentirse escuchada. Y todos volvemos con las personas que nos hacen sentir bien.

Así es: no tienes que hacer nada, ni decir nada. Sólo escuchar con genuina atención y asentir con la mirada. Quien domina la conversación tiene en su mano una llave maestra que abre casi todas las puertas del mundo. Esta llave está construida en un 80% con el fuerte acero del silencio.

3. El silencio en tu aprendizaje: la mentoría y el crecimiento

“Sólo sé que no sé nada”, dijo el gran Sócrates cuando fue interrogado sobre sus métodos filosóficos. No era solamente una frase pegajosa, sino un modo de vida: el de aquel que tiene constantemente la inquietud por aprender. El mundo del futuro es para aquellas personas que nunca dejan de aprender, evolucionar y crecer.

Es un hecho biológico: hablar y escuchar al mismo tiempo es casi imposible. Para escuchar verdaderamente hemos de aprender a callar. Solo así podemos permitir que otras personas intervengan en el flujo de nuestra vida, abriendo los brazos a nuevos universos, nuevas ideas y nuevas perspectivas. Quien habla mucho es un influencer, una voz; pero quien escucha mucho es un verdadero líder.

Evita los vicios del que no escucha: contestar, justificar, explicar, corregir y superar. Cierra la boca. Aguántate las ganas de contestar. Ahórrate el esfuerzo por buscar excusas y, si te están haciendo una crítica constructiva, calla y escucha.

  • Si tu jefe te está corrigiendo, calla y escucha.
  • Si tus papás te están aconsejando, calla y escucha.
  • Si tu pareja te está hablando, calla y escucha.
  • Si tu profesor te está llamando la atención, calla y escucha.
  • Cuando hablan tus empleados o tu equipo, calla y escucha.

Quizás sea difícil que me creas esto, pero la inmensa mayoría de las personas que conoces te quieren, y quieren tu bien: desean que tengas éxito y seas feliz.

Si estás en posibilidad de hacerlo, busca un mentor: una persona a quien admires y que tenga experiencia en la vida y los negocios. Búscalo, abre las vías de comunicación, ejercítate en preguntar y, después, calla y escucha.

Quien sabe preguntar y escuchar va en la vía rápida del crecimiento. No te quedes fuera. 

4. El silencio en tus días: la reflexión y la creatividad

No existe filosofía o credo de la felicidad -desde el lejano oriente hasta el moderno occidente- que no recomiende la práctica de alguna forma de reflexión en silencio: la meditación, la oración o el mindfulness.

No es solo coincidencia, sino una de las verdades más fundamentales en el ser humano. No podemos correr siempre: nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan el silencio para reconstruirse a sí mismas. En el silencio nuestro cerebro genera millones de conexiones neuronales que le ayudan a aprender, recordar y formar hábitos. En el silencio nuestros hemisferios se alinean para encontrar soluciones creativas a los problemas que nos aquejan. En el silencio nuestro ritmo cardiaco se ordena con nuestra mente, generando una sensación de recogimiento, bienestar y unidad.

En su libro Tribu de Mentores, Tim Ferris pregunto a más de cien personas exitosas -empresarios, artistas, influencers y atletas- cuál era una actividad que habían aprendido recientemente y que había cambiado su vida. Muchos respondieron “leer” (que también se hace en silencio), “hacer ejercicio” o aprender alguna técnica; pero la mayoría mencionó variantes del silencio: “pausa”, “oración”, “meditación” o específicamente “silencio”. El hábito de parar por 15 minutos y guardar silencio no solo puede mejorar tu salud y tu vida: también puede transformar tu perspectiva en los negocios.

Es el hábito más sencillo en la lista. ¿Estás dispuesto a intentarlo?

5. El silencio en la negociación: el control y el radar

Existen diversos libros sobre el arte de la negociación, la persuasión o la venta. Es una de las artes más antiguas y también una de las más productivas. Tener el poder de convencer a otros pasa, primero, por crear una relación de autoridad o confianza y, después, por plantear un objetivo en común que la otra persona perciba como atractivo, necesario o inevitable.

Dentro de la danza que es cualquier negociación, el silencio ocupa un lugar fundamental. Las técnicas de venta que enfatizan la prisa y la presión parecen efectivas en primer momento, pero resultan contraproducentes: a nadie le gusta ser presionado a tomar una decisión que no desea tomar. La presión genera resentimiento y arrepentimiento, que dañan cualquier relación.

El gran negociador es un maestro en el arte del silencio y se mantiene en control de sus propios impulsos: el impulso de vencer, de cerrar, de ganar o de cobrar su comisión. Permite que la negociación respire y tenga su propio ritmo. Sabe que la decisión debe de proceder de la otra parte, sin perder control del proceso. Y para ello, ha de aprender a dominar la habilidad más difícil de un negociador legendario: el arte de callar.

Las herramientas del silencio que hemos revisado (la pregunta, la escucha, el ritmo y la reflexión) se convierten en hábitos de crecimiento útiles para cualquier empresario, emprendedor o intrapreneur. Para poder salir de la carrera de la rata hay que saber tomar una pausa, levantar el rostro y permitir que el silencio se convierta en nuestro mejor aliado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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